Nada como sentirte a la vuelta de la esquina de mi almohada.
El poder estirar mis dedos congelados y tocar tus piernas ásperas de macho alfa.
Cada segundo que respiras profundo recordándome que elegiste dormir conmigo todas tus noches.
Recordándome que mi casa esta acá, entre tus brazos y sobre tu pecho buscando el ritmo de tu corazón que se va enlenteciendo mientras te hundís en sueño profundo.