Cualquier conducta lleva implícita
una renuncia a otra conducta posible.
La realidad de las cosas es que uno siempre quiere permanecer. Perdurar. Seguir existiendo.
Ser. Tener importancia. Quedar aunque sea en una cicatriz.
Pareciera ser patológico y hasta egoísta. Pero la verdad de las cosas es que nos desvivimos por marcar una diferencia. No ser entes insignificantes en la historia de este mundo, de la vida.
Por eso necesitamos ser reconocidos, valorados y si no lo logramos hasta a veces preferimos que nos odien.
Hacer cualquier cosa con tal de ver una reacción, sentirse vivo.
Cuan difícil es renunciar a existir.
Cuan doloroso es presenciar tu propio funeral.
Pero como toda muerte, se necesita ver el sufrimiento. Escuchar el llanto, saber que lo vivido fue querido y apreciado y hoy se sufre en melancolía de lo perdido. Hacer un ritual para exteriorizar el dolor.
El problema es que el muerto nada sabe. No se entera si alguien sufrió por el, y el duelo es un ritual para que la gente aprenda a vivir nuevamente, de una manera diferente, tiene que avanzar, cambiar, aprender a ser feliz sin su presencia. En fin, el duelo le sirve mas al vivo que al muerto.
Algo difícil.
Presenciar tu propio funeral, cuando tus ganas son de seguir viviendo.
A veces me pregunto...
No sera mas fácil intentar revivir al muerto que hacer un duelo?
Nunca un tema explico tan bien lo que siento en este momento.
No comments:
Post a Comment