Viernes.

When peace like a river attendeth my way

When sorrows like seas billows roll,

whatever my lot, thou hast taught me to say,

It is well with my soul.

La tranquilidad de un viernes a la puesta del sol.
Cuando la casa reluce y huele a limpio.
No hay discusiones, no hay gritos.
Todos los integrantes del hogar hacen actividades tranquilas.
Algunos se están bañando, otros están en la computadora, y otros dan vueltas haciendo cosas tranquilas... leyendo, arreglando la cocina para cenar, o preparando las pizzas.
Hay música.
Un tipo de música que muchos llamarían anticuada y aburrida, pero que es puramente melódica y armoniosa, no solo entre sus acordes, sino también con la paz que abraza el ambiente del hogar.
Nadie se queja de la música porque la saben apreciar...
Cada vez que esta resuena, el padre se siente melancólico y comenta como creció escuchando estos discos una y otra vez los viernes de noche hasta quedarse dormido.
Los hijos no dicen nada, lo dejan disfrutar y aprenden a conectarse con esas melodías simples que renuevan sus corazones logrando que dejen de lado su vida agitada con músicas fuertes y dominantes y puedan descansar de si mismos por aunque sea unos momentos....
...perdidos en sus pensamientos pareciera ser que cada uno de los integrantes de la familia se conecta a su propia manera con el cielo.
Cada viernes de tardecita, pareciera que la vida toma una pausa y respira profundo.
Suspira.
Se conecta con su creador.
Lo necesita.
Lo disfruta.
Lo anhela.


Solo así mi alma puede sobrevivir.

My sin, oh the bliss, 

of this glorious tought, 

my sin not in part but the whole.

It's nail to the cross 

and i baer it no more,

Praise the Lord, oh praise the Lord

of my soul.

And Lord, haste the day

when my faith shall be sight,

the clouds be rolled back as a scroll.

And the trumpet shall sound, 

and the Lord shall decend!

Even so, it is well  with my soul!