El sol entraba por los vidrios de las ventanas largas y pesadas de aquella vieja casa, estaban cerradas logrando el llamado efecto invernadero que invita a la somnolencia de los sábados de tarde. La luz ilumina los pisos de madera clara que raras veces son encerados, aquellos que crujen delatando a cualquiera que se atreva a pisarlos. Hay silencio...un silencio que indica que la todos se fueron de paseo y que hasta el perro duerme la siesta porque así el día lo amerita....
Se puede observar una silla, las que se llaman "mecedoras" pero que en este instante habría encontrado el balance perfecto de quietud que amagaba a perderse con cada respiro de aquella mujer... esos suspiros que cada vez parecieran hacerse mas lentos y profundos....ella se sienta sola. Mirando hacia afuera... con los ojos perdidos en la melancolía de aquel amor perdido. Satisfecha con los años vividos, las decisiones tomadas y las metas alcanzadas... pero, de vez en cuando... en esas tardes otoñales que atrapan su corazón haciéndolo regresar a aquellos días de su juventud, donde todo parecía pasar muy lento pero que se esfumo en un abrir y cerrar de ojos; aquellas tardes... entre dudas y recuerdos.....ella se sienta a pensar. Perdida en un mundo de fantasía, vuelve a vivir aquellos días... a veces la memoria le devuelve detalles que para ella son regalos del cielo, que le devuelven una pequeña y sutil sonrisa...y por un momento...solo por un momento... vuelve a vivir.
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